Poesía

Metapaganismo

 

Por Patricio Villena

 

Metapaganismo es sabiduría atávica,  reconocida y vivida en el presente;

Metapaganismo es el comprender que tras un Dios existe un concepto, una figura, una idea transciende;

Metapaganismo es interiorizar que la ley suprema es aquella ley que la Naturaleza nos ha entregado;

Metapaganismo es Sangre, es estirpe, es herencia, es legado;

Metapaganismo es vinculación con el mar, con el aire, con la tierra, con el Suelo sagrado;

Metapaganismo es el quebrantamiento de la hegemonía materialista imperante;

Metapaganismo es saber que somos más que huesos y carne, que somos energía vital vibrante;

Metapaganismo es lucha en un mundo que nos invita a bajar la cabeza y rendirnos;

Metapaganismo es rebeldía y subversión ante una sociedad que nos apunta y desea corregirnos;

Metapaganismo es concatenación ante un Sistema que nos quiere sin pasado, sin identidad, sin memoria;

Metapaganismo es jamás cambiar nuestras raíces por su historia;

Metapaganismo es reconocimiento de nuestros antepasados, con sus errores y aciertos;

Metapaganismo es combate en el presente, honrando nuestra estirpe guerrera y a nuestros ancestros;

Metapaganismo es construcción hacia el futuro sin olvidar nuestros cimientos;

Metapaganismo es vida, en una Era que nos desea muertos…

A Konstantin Vasiliev

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«Svyatovit» por Konstantin Vasiliev

por Juan Pablo Vitali

¡Ah Vasiliev! Tus estepas y las mías tienen el alma cansada
¡Estamos tan lejos, en la soledad de los campos de hielo!
Me acabo de enterar, que te mató un tren a los treinta y cuatro años
¡Ah Vasiliev! Sólo nosotros, los solitarios de las interminables estepas,
llevamos el peso cierto de los dioses.
Sólo nosotros sabemos, cuánto pesan estos cielos quietos y soñados.
Madre Rusia, debí nacer en tu seno
como el gran Vasiliev ¡Que la gloria sea con él!
El alma rusa es grande y su corazón terrestre inconquistable.
Ahora estás Vasiliev, con los otros suicidas en el onphalos de Eurasia.
Estás con Haushoffer, con Unger Khan
en el seno del gran mundo subterráneo,
donde los mercaderes no llegan, o son ejecutados.
Allí podrás pintar las lunas más terribles de la estepa,
Los guerreros perdidos, tus símbolos sin tiempo.
Allí podrás ejercer tu doctrina de arte entre la bruma.
Aquí en mi estepa del Sur, la misma soledad
me empuja el alma, hacia la última frontera antes de los hielos,
donde el aliento se acaba. Yo te recuerdo Vasiliev, en la simetría polar de tus mundos
a la sombra de las almas, de los símbolos, en la mutación del espacio
que sólo nosotros podemos comprender.
Hemos vivido en los abismos, pero tus águilas todavía vuelan
y tus guerreros, aún respiran en nuestras estepas.
Mi joven y eterno hermano Vasiliev:
El futuro es blanco, el futuro es nuestro.

Bellum Vitae

"Prometeo le trae fuego a la humanidad" (1817), por Heinrich F. Fuger

«Prometeo le trae fuego a la humanidad» (1817), por Heinrich F. Fuger

por Patricio Villena

Aunque Lucifer haya caído abatido ante la furia de Mammon, seguiremos en la lucha;

Aunque la pluma de Homero se seque ante el nuevo pastor Coehlo, seguiremos en la trinchera;

Aunque Breker y Buonarotti sean subyugados por Picasso y Botero, seguiremos en la senda;

Porque esa es nuestra esencia, porque esta es nuestra guerra.

 

Que caiga el Coliseo ante la demoledora de sus edificios inertes

Que se abran las fronteras para su mundo sin barreras

Que su arcoíris tiña los mástiles donde otrora flameaban los símbolos patrios

Que sus desérticos mandamientos violen e  invadan aún más la pagana tierra

 

Nada de lo que destruyan o corrompan nos importa

Nada de  lo que hagan doblegará nuestras creencias

Porque mientras viva mi gente se alzará nuestra prometeica flama

Resurgiendo cual fénix hasta alcanzar nuestra eterna magnificencia

 

Clamores populares resuenan cual tambores de guerra en el Viejo Mundo

Refutando su Sistema que ha destruido milenios de sapiencia

Se respiran deseos de batalla, renace el guerrero desde lo más profundo

Trayendo en sus manos la soga que ejecutará vuestras sentencias

Ser disidente

Ser disidente

por Juan Pablo Vitali

"Laocoonte y sus hijos", por Agesandro, Polidoro y Atenodoro de Rodas.

«Laocoonte y sus hijos», por Agesandro, Polidoro y Atenodoro de Rodas.

Ser disidente, es llevar una espada de luz, por los laberintos de la edad oscura.

Ser disidente, es sentir a cada paso la soledad de la estirpe, aprentando nuestros corazones.

Ser disidente, es optar por las alturas, y también por los abismos.

Ser disidente, es tallar escrituras sagradas, sobre nuestra piel.

Ser disidente, es arrojarse sobre el acero desnudo de la espada. (más…)