Lucas Blaset

El conservadurismo chileno es el principal enemigo de la libertad, de Patricio Lara, es una vergüenza de columna, no da ningún argumento. Primero debemos separar lo valórico de lo económico, porque no todo cambio es bueno y no todo cambio es liberal, si no tendríamos que defender cambios que sean opuestos unos de otros.

La Concertación cambio el régimen de la dictadura militar, a su vez, esta última cambió el régimen de Allende, Allende cambio el régimen anterior y así, al infinito.

Los cambios morales son los que nos acercan a estándares internacionales, por ejemplo: acabar con los hijos ilegítimos, legalizar el divorcio, el AUC, prontamente el matrimonio gay, la legalización de las drogas, etc., es decir, todas estas cosas con las que Axel Kaiser y la FPP están de acuerdo.

Ahora, el tema económico es distinto: todos los países nórdicos durante estas últimas décadas se han estado liberalizando económicamente. Sí: hacia el neoliberalismo, hacia el capitalismo; como casi todo el mundo después de la caída del Muro de Berlín.

Chile sigue con ese proceso incluso después de la Dictadura, y mucho más profundo. Frei privatizó el agua y el gas, Lagos concesionó las carreteras y Bachelet 1.0 pagó la deuda externa y mantuvo políticas de austeridad, Piñera flexibilizó la creación de empleos. Eso era liberalismo, no la reforma laboral que, finalmente, confiere más poder a los gremios y menos a los empleados y a los empleadores. Eso era liberalismo, no la reforma tributaria que le sigue sacando plata a todas las personas, no sólo a los ricos (de hecho, ellos no lo resienten, sino la clase media). Obviamente, el Banco Mundial, manejado por un correligionario de la internacional socialista, va a apoyar las reformas pro-Estado de Bienestar de este gobierno, mientras todo el mundo hace lo contrario.

Que el Estado se meta en tu cama, con quien te casas, tu empleo, la educación de tus hijos, si consumes droga o no, es lo mismo. Los verdaderos conservadores van desde la UDI hasta el PC, pasando por el “liberal igualitario” escritor de este artículo, que de liberal tiene nada, sino que tan sólo un conservador de izquierda.

Algunos insisten en llamar “liberalismo” al caso escandinavo, aunque no es más que estado de bienestar funcional: porque son nórdicos y porque tienen petróleo a repartir entre tan sólo 8 millones de personas. Además, son una cultura diferente: por algo ese tipo de progresismo sólo se da en una sola parte del mundo, en una cultura, en una etnia, en una época. Por cierto, la mayoría de los países nórdicos están girando hacia el neoliberalismo, como Suecia o Dinamarca, que ya no son los países socialistas que eran en los 60. Independiente de eso, los principios que los inspiran es que tú pagas muchos impuestos y el Estado te asegura, sin que tú elijas salud, educación, etc. En sistemas liberales como Nueva Zelanda, Singapur, Holanda, Hong Kong, Canadá o Australia, es todo lo contrario, países paladines del «neoliberalismo». Así que ahí esta lo sólido.