Guillaume Faye

bataclan

Aquí está la primera parte de un análisis cuya segunda parte será publicada muy pronto, titulándose “La Francia desarmada. Por las soluciones radicales”. A raíz de los ataques yihadistas del 7 de Enero de 2015 yihadista, escribí – en este blog y en mi reciente libro Comprendre l’islam – que éste era sólo el principio y que se iba a volver mucho más grave. Sucedió en la noche de Viernes 13 (todo un símbolo, esa fecha) del mes de Noviembre de 2015. Y este tipo de carnicería va a continuar y aumentar.

La lógica implacable de la Jihad

Durante más de 30 años, todos los ataques sangrientos perpetrados en Occidente y en otros lugares son en nombre del Islam. Vamos a dejar de hablar de “Islamismo”. En Nueva York, Madrid, Londres, Toulouse, Moscú, Boston, Bruselas, Bombay, etc., se producen los atentados y ataques de los muyahidines. Sin olvidar a los que son frustrados por poco. Y está empeorando. Decir que es una “respuesta” del Estado islámico Daech a los bombardeos aéreos occidentales es un chiste, porque los ataques musulmanes (vamos a llamar a las cosas por su nombre) comenzaron en Occidente antes de la creación de Daech. Incluso si este “Estado islámico” fuera eliminado, todo continuaría: es decir, la guerra subversiva de la invasión, impulsada por la inmigración fuera de control, por una natalidad interna superior y asistencia objetiva de nuestra oligarquía política y de los estados musulmanes que fomentan la inmigración de conquista.

Vivimos simplemente una reanudación de la guerra con el islam y el mundo musulmán, confrontación étnica, que comenzó en los albores de la Edad Media y continúa. Es de nula importancia y de estupidez formidable luchar contra el islam (o como dicen, “Islamismo”) en su tierra mientras dejamos que se esparzan entre nosotros. Esto no significa que se deba renunciar a aplastar y destruir a Daech, incluso mediante la cooperación militar con Rusia. El Estado Islámico es sólo un factor agravante, pero no la causa de la reanudación de la yihad mundial.

Este Estado Islámico, Daech, afirma que dirigió y reivindicó el atentado del 13 de Noviembre en París “contra los idólatras” en nombre de Allah, en referencia a la sura 59, versículo 2 del Corán. La acción así sobrepasa a una simple represalia militar por los ataques franceses y encaja en la lógica milenaria de la Yihad musulmana, fundamentalmente agresiva. Más que defender, dice sino atacar. Por supuesto, siempre habrá musulmanes sinceros y muy lúcidos, horrorizados por estas exacciones, al fondo de sus esquizofrénicos, que rechazarán lo que es el corazón de su memoria ancestral, de su identidad. Soñaban con un islam pacífico. Despertaron.

“Religión de paz” y barbarie

No hay necesidad de revisar los detalles de las matanzas cometidas por asesinos del Magreb que pudieron hacer mucho más daño si hubieran sido realizadas correctamente, incluyendo el Estadio de Francia. Los medios se alimentaron de asesinatos, un espectáculo como cualquier otro, una película de terror real, no virtual; que sorprende a una sociedad francesa afeminada, ablandada, envejecida, y humanitarizada.

Por cierto, jamás Francia había experimentado un ataque tan mortal, no es sólo “terrorismo” – esa ridícula palabra fetiche – sino una operación militar y guerrera dirigida. Guerrilla de terrorismo doméstico.

Unos 130 muertos, abatidos o ejecutados, sin hacer mención de los cientos con lesiones graves, incluyendo a muchos que quedarán  discapacitados de por vida, inferior a los 224 muertos (que han sido olvidados) del ataque contra el Airbus A 321 de turistas rusos sobre el Sinaí, víctimas, también, de los seguidores de Alá, el Misericordioso. Los tiradores, en París, gritaron “Allah Ouh Akhbar!” Pero todo el mundo sabe que el islam es una “religión de paz”, según la fórmula del cocodrilo Jack Lang, director del Instituto del Mundo Árabe, donde la ruta no está muy clara…

Usted debe saber, sin embargo, que desde 1980, esta religión de paz ha causado más del 90% de las muertes por atentados con bombas o terrorismo y ha estado involucrado en el 70% de las guerras en el mundo. Lo llamativo es  – como se ha visto con Daech, Boko Aram, Al Qaeda, etc.  – esta complacencia en la masacre y barbarie, esta fanática fascinación por el horror, la tortura y el baño de sangre, que van mucho más allá de la necesidad militar. Como sugiero en mi reciente ensayo Comprendre l’islam, esto no es sólo una causa, sino probablemente la base antropológica que lo produjo…

El islam, religión de paz, que es el lagarto mediático que tiene la propaganda oficial, una vez más, trató de pasar después de los ataques. El imán de la gran mezquita de Burdeos lloró en varios periódicos y canales de televisión, explicando que el verdadero islam tenía nada que ver con estos asesinos. ¿Ha leído el Corán? En France 2, atestiguamos una interesante escena que no pudo ser censurada a tiempo por las autoridades de los medios de comunicación. Un joven imán de los suburbios, presentado como un simpático “moderado”, por supuesto condenó los ataques. Pero ante la pregunta del periodista que le leyó un versículo del Corán llamando al asesinato de infieles, farfulla. Se cortó la transmisión.

Después de la carnicería cometida en nombre de Allah, ¿se continuará presentando al islam como una religión de paz, inocente? Pero, sí, ¡por supuesto! Confíe en nuestra oligarquía. Todos los canales de TV se han esforzado por reivindicar el islam y fuertemente insisten en la iniciativa del CFCM, que se asemeja a fumigar.

La inquietante duplicidad del CFCM

El Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM) ha leído el viernes 20 de Noviembre, en las 2.400 mezquitas en Francia (!) un “llamamiento solemne” contra la violencia, por el amor de la República y a Francia. No cuesta nada…. Sincera o no, esta llamada grandilocuente es una espada en el agua. Los jóvenes musulmanes de los suburbios comunitarizados y radicalizados al salafismo yihadista se mofan de los caciques de la CFCM. Su islam moderado les parece falsificado. Como dice Lydia Guirous, militante de la laicidad y que escribió el ensayo Allah est grand, la République aussi, 90 mezquitas salafistas de Francia “son sólo la punta emergida del iceberg” y “el comunitarismo islámico gangrena los suburbios”, añadiendo al “Molenbeek (ese suburbio de Bélgica, vivero de terroristas), y toda Francia”.

El CFCM está poniendo los pies en la alfombra y un error enorme, reveló sin querer que la yihad terrorista es consustancial al Islam mientras pretende negarlo. De hecho, en el sermón leído en mezquitas, se dice que la “yihad por las armas es legítima cuando han fallado los medios pacíficos y en caso de legítima defensa”, lo que implícitamente significa que: 1) si el infiel no tiene intención de sumirse y convertirse por su voluntad, puede legítimamente ser  golpeado por las armas; 2) que los terroristas pueden considerar un estado de legítima defensa después de las intervenciones militares de las “cruzadas” francesas en el Sahel y en el Medio Oriente.

La prédica solemne del CFCM agrega: “los versos coránicos y los hadits auténticos prohíben inequívocamente cualquier acto que atente contra las vidas de los inocentes”. Todo está en la definición de tales “inocentes”; en cuanto a islam, los impuros infieles o apóstatas víctimas de atentados no son “inocentes”; sólo son inocentes los seguidores ortodoxos de Allah.

Se mide por la estupidez, o más probablemente, por la duplicidad de la CFCM. Normalmente, debería decirse: “el verdadero islam condena la violencia y aboga por la paz con todos, pertenecientes a otras religiones o ateos”. Era imposible de pronunciar, ya que esto es groseramente falso y contrario al Corán.

La estrategia secular del islam

Repito lo que expliqué en mi último ensayo Comprendre l’islam: todos estos crímenes cometidos en por  todo el mundo en nombre del islam son necesariamente consustanciales al islam y al Corán en cuanto como la conducta de Mahoma, oráculo más que profeta. El mensaje islámico está centrado en la guerra de conquista (djihad) combinado con astucia engañosa (taqiya) y marcada por tres fases sucesivas: Dar al-Suhr (el momento y el lugar de la “tregua” donde el musulmán es bajo y minoritario y pretende ser pacífico), Dar al-Arb (el momento y el territorio de guerra, conquista violenta que atestiguamos hoy en día) y Dar al-Islam: el momento final y el territorio de la «sumisión» (significado de la palabra islam), la que todos deben acatar. El salafismo violento es el verdadero islam, fiel a sus fuentes. La famosa “radicalización” de los jóvenes musulmanes es, como lo indica la etimología, un retorno a las raíces, a las fuentes, a la verdad del islam; es un pasaje al Dar al-Arb, en el que la primera generación de inmigrantes musulmanes no estaba, ya que estaba en el Dar al-Suhr de las minorías. El islam pacífico es un momento táctico temporal, o un error de apóstatas si se prolonga.

La guerra contra el islam no ha cesado jamás desde el año 732, donde el abuelo de Carlomagno, Franco Carlos Martel, detuvo a las hordas de Abd – El Rahman al norte de Poitiers. La guerra cambia de forma, de morfología, conoce treguas pero conserva su naturaleza intrínseca en la larga historia. El presente y el futuro reproducen y amplifican el pasado, cuya fuerza se mantiene intacta. En olvidar sus raíces y su memoria, los europeos olvidan a sus enemigos y destruyen su futuro.

El Islam no es posible sin la violencia guerrera y sangrienta de la conquista y la intimidación. Puede ser una oportunidad, una oportunidad de despertar y de una contraofensiva contra la islamización y la invasión demográfica que sería pacífica y sin dolor. Esto es lo que se discutirá en la segunda parte de este artículo a ser publicado muy pronto, titulado: “Las masacres del 13 de Noviembre, parte 2. La Francia desarmada. Por las soluciones radicales”.

Traducción por Francisco Albanese

Enlace original: http://www.gfaye.com/massacres-du-13-novembre-1-la-guerre-contre-lislam-declaree/