Si el manifiesto en cuestión fue escrito o no por Dylann Roof, autor de la masacre en Charleston (Estados Unidos), quien abrió fuego contra un grupo de estudios bíblicos, matando a nueve personas de raza negra, es algo que carece de importancia para lo que nos convoca aquí, puesto que no está en discusión la masacre, sino el texto “rtf88.txt”.
“rtf88.txt” es un texto que, en un lenguaje simple, logra exponer un problema y contextualizar al lector sin acudir a referencias en extremo rebuscadas, si bien podría estar lleno de pies de páginas y notas al margen, lo que le daría aún más fortaleza a lo planteado. Sobre esto, Counter-Currents está haciendo un trabajo en conjunto con la audiencia para emitir una versión del manifiesto con anotaciones.
En esta revisión, se utiliza como fuente el manifiesto original de Dylann Roof (“rtf88.txt”), y los párrafos traducidos corresponden a extractos de nuestra traducción.
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El autor comienza con una introducción que habla de su crianza en algún lugar del Sur, donde la conciencia racial blanca estaba relegada al contraste con otros grupos, es decir, los blancos se percatan que lo son debido a una pequeña cantidad de negros viviendo en el lugar, algo no muy ilógico, teniendo en cuenta que, por lo general, la conciencia racial se basa en la diferencia, y la diferencia se hace más patente cuando se presenta una situación de similitud/disimilitud.
No fui criado en un hogar o entorno racista. Viviendo en el Sur, casi toda persona blanca tiene una pequeña cantidad de conciencia racial, simplemente por el número de negros en esta parte del país. Pero es una conciencia superficial.
El hecho que dispara el despertar del autor es la muerte de Trayvon Martin (un adolescente de raza negra) a manos de George Zimmerman (coordinador de vigilancia con dominancia racial nativa americana, a pesar de que los medios de comunicación maliciosamente quieran acusar a este caso como un crimen de blanco contra negro).
El evento que verdaderamente me despertó fue el caso de Trayvon Martin.
Este hecho pone en alerta al autor acerca de las considerablemente mayores tasas de crímenes con resultados fatales de negros contra blancos en comparación a las de blancos contra negros, hecho que provoca el cuestionamiento lógico de por qué la sorpresa en el razonamiento de Zimmerman para proceder en la forma en que lo hizo, que resultó con Trayvon Martin abatido a tiros. A raíz de esto, el autor del manifiesto comienza a cuestionar a los medios de comunicación y las coberturas, digamos, anti-blancas de las noticias, así como la manipulación de los hechos.
¿Cómo podían las noticias estar ventilando el caso de Trayvon Martin mientras que cientos de estos asesinatos de negros contra blancos eran ignorados?
Posteriormente, se hace un análisis sobre las minorías raciales y culturales peligrosas para el estadounidense blanco promedio, comenzando la enumeración y descripción con la raza negra, grupo al que cataloga como el mayor problema. La raza negra, en Estados Unidos al menos, vería todo desde una perspectiva racial, afirmando constantemente su identidad racial frente a la gran mayoría, y actuando en forma defensiva ante cualquier hecho. Este hecho podría deberse a la evidente diferencia de poder existente entre la mayoría blanca y la minoría negra, con ésta última asumiendo cualquier cosa como un ataque racialmente motivado, aun cuando, muchas veces, el representante mayoritario ni siquiera estuviera haciendo referencia a una cuestión racial.
(…) se sienten ofendidos tan fácilmente, y piensan que algunas cosas tienen la intención de ser racistas hacia ellos, incluso cuando una persona blanca no estuviese pensando sobre raza.
Mientras el hombre negro se caracterizaría por un pensamiento racialmente consciente, la mayoría de la población blanca se caracteriza por una indiferencia a su realidad racial. Unos son conscientes de su realidad desde su nacimiento, otros están pendientes de ser exitosos entendiendo al mundo desde una visión igualitaria. Constantemente, los medios de comunicación instan a la población estadounidense a sentir lástima por crímenes de blancos contra negros, algo que no ocurre en crímenes de negros contra blancos, y eso se debería a una jerarquización respecto a las posiciones de poder, donde la mayoría blanca estaría en un escalafón superior a la minoría negra.
“Roof” señala que la raza negra tiene una receta para la conducta violenta, la que consiste en C.I. más bajos, bajo control de impulsos y niveles de testosterona más altos. Respecto a esto, existe literatura científica que lo confirma. [1]
Un punto notable (las negritas son mías):
Deseo con pasión que los negros hubiesen sido tratados terriblemente a lo largo de la historia por los blancos, que cada persona blanca tuviese un ancestro dueño de esclavos, que la segregación fuese una maligna y opresiva institución, y así sucesivamente. Porque si todo eso fuese verdad, sería mucho más fácil para mí aceptar nuestra actual situación.
(…)
Sólo de un cuarto a un tercio de la gente del Sur era dueña de incluso un esclavo. Con todo, toda persona blanca es tratada como si tuviese un ancestro dueño de esclavos.
Aunque suene poco académico, aquí recordé la canción “Guilty of being white”, de Minor Threat. Actualmente, se trata a la población blanca (anglosajona, generalmente, y aún más a la del Sur) como esclavista, cuando en realidad no todos lo eran. Esta desafortunada extrapolación no es sólo mantenida por la minoría “con complejo de inferioridad”, sino también mantenida y alimentada por los medios de comunicación y la misma academia, así como por un sinnúmero de ONGs y artistas (“líderes” de opinión).
Roof no habla de la segregación racial como una media en contra de algún grupo (terceros), sino como una medida de protección de un grupo (primera persona), no como una odiosa medida para evitar la interacción con otros grupos humanos, sino como un medio para proporcionar prácticamente un nicho seguro para el desarrollo y desenvolvimiento del grupo, vulnerable a grupos con distinta identidad.
Luego hay una crítica al escape a los suburbios, lo que Roof considera como “gente blanca huyendo”, que consistiría en el abandono de las ciudades que han levantado los pobladores de Estados Unidos debido al input de inmigrantes, y grupos humanos no blancos (pese a que ellos no lo reconozcan, y digan que se trata de la búsqueda de “mejores” vecindarios), a la periferia de las ciudades, caracterizada por barrios de población blanca. Esto me recordó a un párrafo de The Butler Plan, escrito por Harold A. Covington (traducido por nosotros):
Los migrantes orgánicos pueden usualmente ser detectados por el uso de frases clave como “buen clima”, “buenas escuelas”, “bajos impuestos”, “un ambiente estable”, “un buen lugar para criar niños”, y, en síntesis, todos los términos conservadores para decir “no hay negros ni hispanos”.
Roof cuestiona el hecho de que las ciudades tengan que ser abandonadas por los mismos descendientes de la gente que las levantó, y acusa a quienes huyen de débiles, asustados y que tienen en cerebro lavado. Llevando esta situación a un plano más cercano, podemos ver estrategias de reemplazo en varias ciudades de Chile y Argentina, donde la población nativa como aquélla ligada históricamente a algún territorio, son forzadas a buscar otros lugares ya que barrios completos se van transformando en ghettos, ghettos que son incluso hostiles para otras minorías inmigrantes de países vecinos. Estas poblaciones inmigrantes nuevas, sin enlaces históricos con el territorio, generalmente no sienten mayor responsabilidad ni vínculo con el país anfitrión (puesto que no cooperaron en su fundación ni en su dinámica), usándolo como una mera fuente de recursos sin mayor vínculo emocional.
Esta introducción sirve para que Roof cuestione las ideas de Harold. A. Covington:
Aquí también me gustaría referirme a la idea del Northwest Front. Pienso que esta idea es más que estúpida. ¿Por qué debería yo, por ejemplo, renunciar a la belleza e historia de mi estado para ir al Noroeste? Para mí la idea completa simplemente corresponde al concepto de gente blanca corriendo hacia los suburbios. La completa idea es patética y sólo otra manera de correr del problema sin enfrentarlo.
A continuación, dejaré algunas un par de citas extraídas de “The Butler Plan” las que pueden ser motivo de crítica para Roof:
– La única opción que queda para asegurar la existencia de nuestra raza y un futuro para los niños blancos es que los restos de la población racialmente consciente de Norteamérica se reubique en el noroeste y establezca su propia nación soberana.
– No hay otra alternativa que el plan de migración hacia el noroeste.
Sin embargo, creo que este punto relativo al Northwest Front, “El Plan Butler” y las ideas de H. A. Covington merece ser discutido con algo más de profundidad. No lo haré en esta ocasión, pero lo tendré pendiente.
Pese a lo desesperado que pueda sonar el manifiesto, respecto a su descripción de la situación actual de Estados Unidos, en él también se puede distinguir un optimismo a pesar de lo adverso de las condiciones: desde el momento en que se cree que hay alguna posibilidad y se toma aquélla como factible, se está siendo optimista. En efecto, si se relaciona este manifiesto con el hecho, puede inferirse que la determinación a realizar la acción está cimentada en convencimiento en que no sólo se actúa bien, sino que también se actúa porque hay una posibilidad de hacer que las cosas cambien.
Está lejos de ser demasiado tarde para Estados Unidos o Europa. Yo creo que aunque fuésemos sólo el 30 por ciento de la población, podríamos recuperarlo completamente. Pero de ninguna manera deberíamos esperar más para tomar una acción drástica.
La acción afirmativa no sólo actúa como discriminación laboral en favor de las minorías (y, por ende, en desmedro de la mayoría), sino que también respecto de los aportes que realicen los grupos con cuotas de poder más pronunciadas. Por ejemplo, Roof señala que
siempre se enfatiza que, cuando hablamos sobre cosas “malas” que los blancos han hecho en la historia, son blancos. Pero cuando aprendemos sobre las numerosas, y casi incontables maravillosas cosas que los blancos han hecho, nunca se señala que estas personas fueron blancas.
Esto, al menos en Estados Unidos y Europa, es así, tomando todos los aportes científicos y tecnológicos que han hecho los grupos eurodescendientes y enmarcándolos dentro de una suerte de acervo científico universal, sin individualizar ni reconocer los aportes de estos grupos, al contrario de lo que se hace con otros. Con el ejemplo del kimono en vez de ternos y los rascacielos en forma de pagoda que se hacen más adelante en el manifiesto, termina por cubrirse la idea de que identidad blanca corresponde a una identidad universal, sin otorgársele un reconocimiento particular, ni siquiera por sus propios exponentes (los blancos comunes y corrientes).
Luego viene un interesante párrafo sobre los judíos:
A diferencia de muchos nacionalistas blancos, soy de la opinión de que la mayoría de los judíos de Estados Unidos y Europa son blancos. En mi opinión el problema con los judíos no es su sangre, sino que su identidad. Creo que si de alguna manera pudiéramos destruir la identidad judía, no causarían mucho problema.
La primera y segunda oraciones logran reflejar mucho de lo que nosotros pensamos. Los tiempos en que a los judíos se les consideraba como biológicamente muy distantes de los europeos (e, incluso, rayando en la histeria casi catalogándolos de ser una especie distinta) han quedado atrás, y evidencias genéticas demuestran que hay un parentesco más grande del que se piensa o, mejor dicho, de lo que se querría – apasionadamente – pensar. Esta pregunta (si los judíos son blancos o no) fue abordada (junto a muchos otros) ya por Ted Sallis en su “Are Jews White?”, también llegando a la conclusión de que el problema con ellos es su identidad, puesto que su compromiso es con una idea no europea y no occidental:
podemos todos estar de acuerdo en que “los judíos son blancos” pero al mismo tiempo rechazarlos como grupo étnico “blanco” que tiene una animosidad histórica hacia los europeos (…) [2]
Esta conclusión es tajante, para cerrar las dudas respecto a su inclusión contemplando los factores no biológicos de la identidad. Y la tercera oración tiene mucha concordancia con algunas ideas que he compartido en privado (ahora ya no lo es tanto) como en foros, respecto a que, en vista de que el sustrato biológico es mayoritariamente el mismo de los eurodescendientes (i.e., blancos), si fueran desprendidos de su identidad, cuya visión en extremo etnocéntrica degenera en el supremacismo que los hace sentirse con el derecho cuasi-divino de tratar a los demás pueblos como si fueran inferiores, podrían volverse inofensivos.
Respecto a lo que menciona Roof sobre los hispanos, ya lo traté en el artículo “Aún son nuestros enemigos”.
Particularmente difiero con la afirmación de Roof sobre los asiáticos orientales:
Tengo un gran respeto por las razas del Este Asiático. Incluso si nos fuésemos a extinguir, ellos podrían continuar algo. Ellos son por naturaleza muy racistas y podrían ser grandes aliados de la raza blanca.
No veo el sentido de aspirar a que otros continúen con “algo” si es que el pueblo que levantó ese algo se extinguió. Por otro lado, el incremento de población china en el caso de Estados Unidos podría incluso causar desequilibrios de poder en el sector. La nación china hoy es una potencia con un poder que no tiene atisbos de disminución.
El manifiesto termina con una crítica al patriotismo estadounidense moderno (que podría tener sentido con la imagen de Roof quemando la bandera), al que acusa de ser vacío y no deberle nada. Hoy, Estados Unidos lucha por los intereses de una minoría, y la protección “de su forma de vida” no es más que el aseguramiento exterior de la “democracia” (siempre en favor de intereses que, en realidad, son ajenos al pueblo norteamericano), mientras se vive en la zona segura que fue heredada de generaciones anteriores (de hecho, Roof confiesa que hubiera preferido vivir en Estados Unidos de los años 40s antes que en la Alemania Nazi).
Un manifiesto que merece ser leído, al menos por curiosidad.
Notas.
1. Ejemplos de literatura (agradecimientos vayan al usuario Alexandru, de Counter-Currents):
Bean, R. B. 1906. “Some racial peculiarities of the Negro brain”. American Journal of Anatomy, 5, 353–432.
Broman, C. L. 1993. “Race differences in marital well-being”. Journal of Marriage and the Family, 55, 724–732.
Draper, P. 1989. “African marriage systems: perspectives from evolutionary ecology”. Ethology and Sociobiology 10, 145–169.
Finer, L. B. et al. 1999. “Sexual partnership patterns as a behavioral risk factor for sexually transmitted diseases”. Family Planning Perspectives, 31, 228–236.
Levin, M. 2005. Why race matters. New Century Books.
Lynam D., et al. 1993. “Explaining the relation between IQ and delinquency: class, race, test motivation, school failure, or self-control?” Journal of Abnormal Psychology, 102, 187-196.
Lynn, R. 2002. “Racial and ethnic differences in psychopathic personality”. Personality and Individual Differences, 32, 273-316.
Lynn, R. 2003. “Race differences in psychopathic personality: a reply to Skeem and Zuckerman”. Personality and Individual Differences, 35, 1471–1477.
Mischel, W. 1961. “Preference for delayed reinforcement and social responsibility”. The Journal of Abnormal and Social Psychology, 62, 1-7.
Philbrick, J. L. et al. 1988. “Sex differences in love attitudes of black students”. Psychological Reports, 62, 414-414.
Rohrmann, S. et al. 2007. “Serum estrogen, but not testosterone, levels differ between black and white men in a nationally representative sample of Americans”. The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, 92, 2519-2525.
Rushton, J. P. 2000. Race, evolution, and behavior: a life history perspective (3rd edition). Charles Darwin Research Institute.
Schillaci, M. A. 2006. “Sexual selection and the evolution of brain size in primates”. PLoS ONE, 1, e62.
Templer, D. I. 2010. “Can’t see the forest because of the trees”. Personality and Individual Differences, 48, 102-103.
Valois, R. F. et al. 1999. “Relationship between number of sexual intercourse partners and selected health risk behaviors among public high school adolescents”. Journal of Adolescent Health, 25, 328–335.
Wright, J. P. et al. 2005. “Do parents matter in creating self-control in their children – a genetically informed test of Gottfredson and Hirschi’s Theory of Low Self-Control”. Criminology, 43, 1169-1202.
Wright, J. P. et al. 2008. “Evidence of negligible parenting influences on self-control, delinquent peers, and delinquency in a sample of twins”. Justice Quarterly, 35, 544-569.
2. Sallis, T. 2015. “Are Jews White?” Counter-Currents. http://www.counter-currents.com/2015/03/are-jews-white/