Alexander Dugin

El coronavirus y el colapso del orden mundial

En las últimas décadas hemos esperado algo fatal, algo irreversible y decisivo. Tal vez la epidemia del coronavirus sea ese evento.

Es demasiado pronto para sacar conclusiones exactas, pero algunos elementos de la geopolítica y la ideología pueden haber pasado ya el punto de no retorno.

La epidemia del coronavirus representa el fin de la globalización. La sociedad abierta está madura para la infección. Cualquiera que quiera derribar fronteras prepara el territorio para la aniquilación total de la humanidad. Puedes sonreír, por supuesto, pero la gente con overoles blancos pondrá fin a la risa inapropiada. Sólo la cercanía puede salvarnos. La cercanía en todos los sentidos — fronteras cerradas, economías cerradas, suministro cerrado de bienes y productos, lo que Fichte llamó  «estado comercial cerrado». Soros debería ser linchado, y debería ser levantado un monumento para Fichte. Lección uno.

Segundo: el coronavirus da vuelta la última página del liberalismo. El liberalismo ha hecho que se propague el virus más fácilmente, en todos los sentidos. La epidemia requiere de la demolición de todas las diferencias. El liberalismo es el virus. Pasará un poco más de tiempo, y los liberales serán equiparados con «leprosos», «maníacos» infecciosos que llaman a bailar y se divierten en medio de la plaga. El Liberal es el portador del coronavirus, su apólogo. Este es especialmente el caso si resulta que fue creado en los Estados Unidos, la «ciudadela del liberalismo», como un arma biológica. Lección dos: el liberalismo mata.

Tercero: los criterios para el éxito y la prosperidad de los países y las sociedades están cambiando drásticamente. En la batalla contra la epidemia, ni la riqueza de China ni el sistema social europeo, ni la ausencia de un sistema social en los Estados Unidos (que tiene el mayor poder militar y financiero del mundo) los salvarán. Ni siquiera el régimen espiritual y vertical de los iraníes está ayudando. El coronavirus ha cortado toda la punta de la civilización — petróleo, finanzas, libre comercio, el mercado, el dominio total de la Fed… los líderes del mundo están indefensos. Criterios completamente diferentes han surgido:

– la posesión de un antiviral.

– la capacidad de demostrar de forma autónoma la vida para ellos y sus seres queridos en condiciones de máximo cierre.

Cumplir estos criterios significa reevaluar todos los valores. La vacuna se encuentra en la provincia de aquellos que probablemente desarrollaron el virus y, por lo tanto, es una solución poco fiable. Sin embargo, el cierre y la transición a la autosuficiencia es algo que todo el mundo puede hacer, aunque hacerlo requiere multipolaridad. Pequeñas granjas e intercambio natural sobrevivirán al colapso total de todo.

Entonces, ¿cuáles serían los próximos pasos lógicos después de la marcha triunfal del coronavirus en todo el planeta? En el mejor de los casos, la aparición de varias zonas mundiales relativamente cerradas — civilizaciones, grandes espacios, o — en el peor de los casos — los mundos de Mad Max y Resident Evil. La serie rusa «La Epidemia» se está convirtiendo en una realidad frente a nuestros ojos.

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Los dioses de la plaga

Empiezo a entender por qué en algunas sociedades los dioses de la plaga fueron venerados y adorados. La llegada de la plaga permite una renovación completa de las sociedades. La epidemia no tiene lógica y no perdona ni a los nobles ni a los ricos, ni a los poderosos. Destruye a todos indiscriminadamente, y trae a la gente de vuelta al simple hecho de ser. Los dioses de la peste son los más justos. Antonin Artaud escribió sobre esto, comparando el teatro con la plaga. El propósito del teatro, según Artaud, es, con toda la crueldad posible, devolver al hombre al hecho de que es, que es aquí y ahora, un hecho que él busca persistente y consistentemente olvidar. La plaga es un fenómeno existencial. Los griegos lo llamaban Apolo Esmínteo,»el dios ratón», y atribuyeron a sus flechas el poder de traer la plaga. Aquí es donde comienza la Ilíada, como todo el mundo sabe.

Eso es lo que haría Apolo si mirara a la humanidad moderna — banqueros, blogueros, raperos, diputados, oficinistas, migrantes, feministas… eso es todo.

Buñuel tiene una película llamada «El ángel exterminador», que trata más o menos de esto.

Cómo se acaba el mundo

También se puede tomar nota de los elementos de la epidemia que parecen sugerir que está hecha por el hombre, ya sea permitiendo a Occidente utilizar el virus contra sus oponentes geopolíticos (lo que explicaría a China e Irán, pero no a Italia y el resto) o incluso el comienzo del exterminio direccionado de todos estos miles de millones adicionales por mano de un pequeño círculo de la humanidad con una vacuna que fue producida por ellos mismos por «progreso» y «sociedad abierta». En este caso, los «dioses de la plaga” pueden resultar ser representantes bastante específicos de la élite financiera global, que durante mucho tiempo ha reconocido los «límites del crecimiento», pero incluso en este caso —sobre todo si éste no es el comienzo de un genocidio global en toda regla, sino sólo una prueba del lápiz — la conclusión es la misma: aquellos que pretenden ser responsables de las sociedades humanas no son lo que parecen.

El liberalismo es sólo un pretexto para el exterminio masivo, como lo fueron la colonización y la propagación de los estándares de la civilización occidental moderna. Las élites globales y sus títeres locales pueden contar con sobrevivir con una vacuna, pero algo sugiere que aquí puede ser donde se encuentra la trampa. El virus puede comportarse de manera inadecuada, y los procesos que han comenzado a nivel civilizatorio, e incluso en eventos espontáneos impredecibles individuales, pueden interrumpir sus planes cuidadosamente pensados.

Es posible que toda la economía mundial no se derrumbe en pocos meses, pero parece estar encaminada exactamente en esa dirección…

Todo lo que la gente moderna considera «sostenible» y «fiable» es pura ilusión, el coronavirus está mostrando eso clara y vívidamente. De hecho, una vez que la lógica de lo que está sucediendo siga desarrollándose un poco más, podríamos ver cómo termina el mundo, al menos el mundo que conocemos y conocimos. Y, al mismo tiempo, los primeros contornos de otra cosa comenzarán a aparecer.

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La materia en riesgo

Es curioso que paralelo al coronavirus, lo que se ha convertido, en cierto sentido, en el tema de la civilización, estallaron discusiones en la comunidad científica sobre «burbujas de la nada», reviviendo algunas hipótesis del famoso físico Edward Witten, una de los principales teóricos de los fenómenos de las «supercuerdas».

De acuerdo con las ideas de los físicos modernos, las «burbujas de nada» pueden surgir de un «falso vacío», es decir, un vacío que no ha alcanzado la estabilidad, sino sólo parece haberla alcanzado. En el mundo de las diez dimensiones (con 4 medidas ordinarias y 6 más, presentes a través de la compactificación) tales «burbujas de nada» son bastante probables. Si surgen, pueden engullir galaxias en la nada y tragarse el Universo. Estos remolinos generados por aspiradoras inestables dejan una gran impresión.

Y de nuevo, como en el caso del coronavirus, dicen «nada malo está sucediendo, todo está bajo control». Los representantes de la élite científica nos aseguran que la posibilidad de la aparición de las «burbujas de nada» es ridículamente pequeña.

Pero me parece que no lo es. Por el contrario, es bastante significativo. El mundo moderno es exactamente una «burbuja de nada» que está creciendo rápidamente, absorbiendo el significado y disolviendo la existencia: el liberalismo y la globalización son sus expresiones más vívidas. El coronavirus también es una burbuja de nada.

La naturaleza de este virus en sí es interesante (aunque odio el concepto de «naturaleza», no hay nada más sin sentido). Es algo entre un ser vivo — tiene ADN o ARN — y un mineral (no tiene células). Sin embargo, sobre todo, nos recuerda a una red neuronal o incluso a una Inteligencia Artificial. Está allí, o no, vivo, o inanimado… eso es precisamente lo que es el «vacío de no equilibrio», que crea estas «burbujas de nada».

Creemos que el vacío del universo está en equilibrio, es decir, que todo el ciclo de posible entropía ha pasado… pero ¿y si esto sólo parece ser el caso?

Cuando escuchas la historia sobre el mercado de Wuhan e imaginas la lucha de murciélagos con serpientes venenosas, su feroz intercambio de contagio y flechas microscópicas asesinas de inexistencia en forma de corona, es imposible deshacerse de la imagen de burbujas de nada. La misma sensación se debe a la caída de los precios del petróleo y al desplome de los índices bursátiles. Incluso la guerra —con su especificidad y despertar existencial — no nos salva del ataque de la nada, ya que la motivación de las guerras modernas está profundamente enredada en intereses materiales, financieros y corruptos, habiendo perdido su pureza original: el encuentro directo con la Muerte. Sólo sirve como otra burbuja de nada, cumpliendo sus instrucciones de llevar la materia al olvido total.

Plaga como Evento

¿Es posible esperar que después de haber afrontado el coronavirus, la humanidad sacará las conclusiones apropiadas, reducirá la globalización, desechará las supersticiones liberales, detendrá la migración y pondrá fin a las invenciones técnicas obscenas que están sumergiendo a todos cada vez más profundo en laberintos interminables de la materia? La respuesta es claramente no. Todos volverán rápidamente a sus viejos caminos en un abrir y cerrar de ojos, antes de que los cadáveres sean enterrados. Tan pronto como — y si es que — los mercados cobran vida y el Dow Jones se despierta de nuevo, todo volverá a la normalidad. Ingenuo es el que piensa lo contrario. Pero, ¿qué significa eso? Significa que incluso una epidemia de esta escala se convertirá en un desafortunado malentendido. Nadie entenderá el significado de la venida de los dioses de la plaga, nadie pensará en «burbujas de nada» y todo se repetirá una y otra vez hasta que llegue al punto de no retorno.

Si uno presta mucha atención al paso del tiempo, debe quedar claro que estamos cruzando ese punto.

Entrada original: https://www.geopolitica.ru/en/article/plague-gods-geopolitics-epidemic-and-bubbles-nothing

Traducción: Francisco JavGzo