Profundizar en el lado oscuro del paganismo parece, a primera vista, algo redundante para el que no está familiarizado con el tema: ya el solo hecho de hablar de paganismo evoca imágenes de oscuridad, todas ellas condenadas primeramente en el Pentateuco, perseguidas en la Europa cristiana (aunque sobreviviendo en forma de supersticiones y saberes populares), y luego ridiculizadas en los últimos dos siglos y mezclándose un poco con dos tendencias algo distantes entre sí, aunque blancas y eurodescendientes: con los movimientos nacionalistas y pangermanistas en Europa (Lebensreform, Sociedad Thule, Tercer Reich, grupos disidentes de extrema derecha), y con los movimientos hippies, New Age y Wiccanos. Sin embargo, existe un lado oscuro y siniestro del paganismo, con autores tales como Volhv Veleslav, Askr Svarte, Wulf Grimsson, Thomas Karlsson, Vexior, Craig Williams III, y el mismo Edred Thorsson, alejados de la suerte de visión RHP, pro-vida, abraza-árboles, pacifista, humanista, progresista e igualitaria propia del paganismo contemporáneo.
Si se hablara de ocultismo en términos de sendero de la mano derecha y sendero de la mano izquierda, podría decirse que el Thursatrú (culto a los gigantes primordiales) corresponde a la extrema izquierda del ocultismo, donde el camino de individuación conduce al cuestionamiento de la realidad y la comprensión, identificación y utilización de las fuerzas más destructivas de la naturaleza y, en el caso de la vertiente satánica anticósmica —una forma extrema de gnosticismo—, de la destrucción de la creación. Incluso, en algunos aspectos, diría que el Thursatru se sale de la LHP, aunque no es el caso de este libro.
El asunto del Thursatrú parece, aunque no tan de moda aún, bastante creciente en interés, seguidores, devotos e investigadores, lo que es de esperar en vista del interés que generan las corrientes mistéricas y esotéricas cuando van saliendo, digámoslo así, a la luz. En medio de un mundo cuyas manifestaciones paganas europeas están tan cristianizadas —Baldr, el bueno, es su Jesús, Loki, el malo, es su Satanás, el Mjölnir es el equivalente a la cruz de Cristo— que pareciera que los credos indígenas europeos seguirán deambulando en las aguas del bien y el mal, el Thursatrú ha surgido como una valoración de lo siniestro y los aspectos ‘negativos’ de la naturaleza, parecido a —aunque no necesariamente conectado con— la valoración/reivindicación de lo oscuro, nocturno y destructivo hecho por agrupaciones como The Order of the Nine Angles o The Black Order. Mientras que O9A va un poco más allá en ‘lo siniestro’ (dado que su interés es netamente el satanismo, lo acausal y lo causal, más que lo pagano, y mientras que TBO va un poco más acá en ‘lo pagano’ (dado que se enfocaba más en los Aesir que en los Thursar, y estaba centrado en la manifestación última del drama cósmico), el Thursatrú profundiza en la noche primigenia del paganismo, antes de la luz, en el oscuro útero venenoso del caos furioso, donde habita el silencio eterno del Ginnungagap.
(Por otro lado, se da el caso interesante que el Thursatrú como reconstrucción e investigación mitológica está relacionada íntimamente con el Blackmetal, es decir, un movimiento musical, popular y de herencia europea. Este caso de revival pagano asociado a la cultura popular no es el primero en su tipo, pues ya Richard Wagner en el siglo XIX hizo un interesante rescate pagano al incorporar figuras arquetípicas y folclóricas en su obra. Para más información, revisar: Mokrý, M. (2016). Kontrakulturní tvorba Thursatrú: Black metal coby model tvorby náboženské identity v chaosgnosticismu. Sacra, 14(2), 18—36.)
El saber en los Thursar nunca ha sido algo claro: no existió un tiempo donde existía un culto a los Thursar para luego dar paso a un culto a los Aesir, y el Thursatrú como tal es un asunto moderno. Para adentrarse en dicho conocimiento, recomendaría los trabajos UTHARK. Nightside of the runes, de Thomas Karlsson, Gullveigarbók y PANPARADOX. Pan Towards Chaos (este último en menor medida, pues está más centrado en el gnosticismo del Caos) de Vexior, y el libro reseñado en esta oportunidad: Myrkthursablót. Nightside of The Old Norse Mythology, de Niðafjöll, de la casa editorial Fall Of Man.
Myrkthursablót —u “Oscuro Culto Thursiano” — es un pequeño compilado donde el autor, Niðafjöll, presenta el fruto de sus investigaciones sobre los Thursar, los gigantes del caos, seres primordiales que existieron antes de la creación. Niðafjöll no es Stephen Flowers, pero esta aseveración no tiene por qué ser malinterpretada. Más allá de sus conocimientos sobre paganismo y mitología germánica, Niðafjöll no es académico ni un investigador en la manera que Flowers lo es: el trabajo de Niðafjöll es más uno intuitivo y reflexivo, casi filosófico, reforzado también en lo práctico (donde Flowers también ha tenido un desempeño destacado). Honestamente, no conocía anteriormente el trabajo del autor, hoy bajista de la banda Uada.
El hilo conductor de Myrkthursablót busca clarificar, de la manera explicativa y poco críptica —algo que se agradece mucho puesto que, muchas veces en el ambiente del ocultismo y esoterismo, algunos son innecesariamente complejos para dar a entender sus doctrinas e interpretaciones, lo que hace sospechar si se trata de un verdadero compromiso con la LHP o sencillo egoísmo e indulgencia mundana— la esencia de los Thursar[1], su relato, lo que representan y el impacto de este saber de lo primordial en el Adepto:
“Para ser uno con Ginnungagap, el estudiante busca unir los dos elementos primordiales: fuego (poder sin fin, y la violencia interminable que busca deshacer las cadenas del orden impuesto) y hielo (la esencia inconsciente carente de forma) consigo mismo y obtener la verdadera maestría y consciencia.”
Þursablóð/Blood of the Old Ones relata el nacimiento del gigante Aurgelmir/Ymir, desprendido del encuentro terrible de las gotas envenenadas del Élivágar con el Múspellsheimr, el reino de fuego, dentro del Ginnungagap, para luego dar paso a una genealogía de la sangre de los thursar citando relatos como Völuspá, Hávamál, y Vafþrúðnismál, así como también Niðafjöll realiza una caracterización de los thursar mencionando, por ejemplo, la habilidad de cambiar de formas, incluyendo especie y sexo — como Loki que muta en una yegua para engendrar al Sleipnir). Este recuento es útil para aclarar el panorama de la mitología nórdica, teniendo en cuenta hay un gran vacío en cuanto a estudios sobre estos entes, a diferencia de los ampliamente estudiados Aesir.
Luego de este capítulo introductorio a la genealogía Thurs, Niðafjöll habla de Eldrmegin, los poderes abrasadores, aquellos poderes derivados del Múspellsheimr, el reino del fuego, la luz enceguecedora y el calor sofocante, desde donde surge el eldthursar Surtr en la hora final con su espada flamígera Laevateinn para desgarrar a los dioses. En este capítulo se habla del principal antagonista de los dioses, Loki, cuya esencia es del Múspell, y su importancia como arquitecto del necesario y terrible Ragnarök, y también como el padre de la trinidad de la muerte: Hel, la serpierte del mundo Jörmungandr y el gigantesco lobo Fenris. La importancia de la esencia del Múspell, es decir, del fuego, es la representación de la destrucción del ego, pulverizándolo a través del fuego para llegar a su pura esencia.
A continuación, Niðafjöll recorre los poderes de la escarcha y el hielo: Hrímmegin, que es el segundo mundo en manifestarse—Niflheimr. Niflheimr, el reino congelado, muerto y desolado, es el reino donde está el hogar de Hel, Helheimr, un mundo donde la nada domina y los secretos de la existencia están guardados. Aquí se llega a través de una muerte no violenta, por lo que Othínn no pudo alcanzar las runas sino a través de una muerte lenta aunque no traumática, en el árbol del espanto. La esencia Nifl representa el estado congelado[2], vacío de consciencia mientras se está en trance, un viaje a los más oscuros rincones de la mente, donde el fuego se extingue y se da espacio a lo estático y reflexivo, al revés de la esencia de Múspell.
A lo largo del libro, Niðafjöll hace un recorrido por las runas y su significado, mirado desde la perspectiva Thursatrú, como también presenta bindrunes que representan a algunos reinos, entidades y fuerzas tratadas en el libro. Como el libro compila investigaciones personales, no necesariamente hay un hilo conductor más allá del tratado sobre los Thursar, por lo que también se presenta un capítulo sobre el culto del hombre lobo, que podría ser complementario a la información entrega por Jorge Fondebrider en su Historia de los Hombres Lobos. En este capítulo se examina cómo la esencia de Fenrir, el gigantesco lobo que devorará a todo lo creado en el momento final del Ragnarök, ha logrado permear a distintas culturas, donde castas de guerreros han personificado al lobo u hombre lobo.
¿Y Odín?
Interesante pregunta, pues termina por definir el tenor del libro, y marca la diferencia con lo presentado por Vexior/Ekortu en sus libros. Myrkthursablót no es antagónico a la figura de Odín el Furioso (ni lo acusa de ser el Demiurgo[3] o algo parecido), como se explica en el capítulo Hrafnaguð/The Raven God. Odín poseería sangre Thurs, y además estaría íntimamente conectado con la oscuridad y lo mercurial[4] (más allá de su relación con los Thursar, Odín es por excelencia un Señor del Sendero de la Mano Izquierda).
Pese a que el Thursatru apela a la oscuridad, la muerte y lo siniestro, Myrkthursablot está escrito de una manera bastante poética, lo que, por decirlo de una forma figurada, termina por embellecer al texto y su contenido. Así, se habla, por ejemplo, de Fenrisúlfr y su violenta y sanguinaria misión de una manera que no resulta chocante ni asqueante para el lector, incluso para el lector cuya concepción del paganismo pueda estar cristianizada. Lectura interesante para la investigación personal sobre el lado oscuro de la mitología y también de la naturaleza feral y salvaje.
Mención especial para el trabajo hecho a mano por la editorial europea Fall Of Man, el que si bien encarece el valor del libro, le otorga un bello tratamiento, no dejando ningún detalle al azar.
Notas.
[1] “It will be noted that there are technical terms used for the “giants” in the Eddic passage relating to [cosmogonic] events. The term thurs is used exclusively for primeval, unconscious forces of nature, such as it was in this period of evolution. These unconscious and destructive forces still exist, and, out of balance, pose the greatest threat to the worlds of gods and men— to the realms of consciousness. Ódhinn spends most of his efforts figuring out how to hold these destructive powers at bay. At one point, in translation, there is mention of a “wise giant.” It should be noted that the word used for “giant” in this passage is jötunn, not thurs.” Stephen Flowers, Left-Hand Path Odinism.
[2] https://www.youtube.com/watch?v=dW6RXTjm4iA
[3] https://www.kalkiweisthor.net/odin-enlightenment-of-the-demiurge/
[4] https://www.counter-currents.com/2017/07/what-is-odinism-part-i-odin-the-philosopher/