Después de que Aquiles hubiera derrotado a Héctor en batalla, arrastró su cadáver por los talones usando su carro. Tal era el espíritu desmedido de nuestros antepasados indoeuropeos — guerreros nómadas que conquistaron y rigieron a pueblos de Europa hasta Asia, milenios antes que alguien hubiera oído hablar de Alejandro. Pero el mismo espíritu que persiguió sin descanso la inmortalidad en la fama y en la gloria no sólo haría que sus descendientes europeos circunnavegaran el globo terrestre y conquistaran sus polos, sino también que mapearan el genoma humano; el hombre blanco no sólo ha necesitado escalar en los cielos y conquistar la luna, sino que el espíritu ha buscado en las profundidades de su propia alma para dominarse a sí mismo. Aquiles fue visitado esa noche por Príamo, rey de Troya y padre de Héctor, solicitando en lágrimas enterrar el cuerpo de su hijo y recordándole a su propio padre. Aquiles clamó una tregua por el funeral — el honor del caballero magnánimo, el autodominio racional de Platón había nacido.
Tanto hacia adentro como hacia afuera, racional y empíricamente, con cerebro y fuerza física, el espíritu del hombre blanco ha continuado persiguiendo la gloria sin descanso, forzando cualquier límite que perciba, conceptual o físico. Como Prometeo, quebrantaríamos a los dioses para traer victoriosamente la iluminación a la humanidad, alcanzando siempre en el infinito, como Fausto (el Prometeo del Renacimiento), incluso si nos costara nuestras propias vidas, como Frankenstein (el Prometeo Moderno).
Muere el ganado, mueren los parientes,
uno mismo muere demasiado pronto
mas una cosa nunca morirá,
la fama que uno ha ganado.
— Havamal, 75
¿Pero qué es lo que tenemos los europeos que nos da esta alta “tendencia hacia lo infinito”, como diría Spengler?
Lamentablemente, el estudio de los genes que se relaciona con las diferencias de razas es aún otro límite dogmático en el que hombre blanco se encuentra enfrentado en nuestro tiempo, pero estoy lejos de ser el primero en valorarlo. Los europeos estamos en la escala de medición de coeficiente intelectual por encima de los africanos, pero justo debajo de los asiáticos orientales (Japón, Corea y China). Así que ¿qué factor x nos ha llevado a estar mayoritariamente representados en el número de los grandes logros intelectuales de los últimos 3000 años? Creo que la respuesta se encuentra en la psicopatía.
Ahora, psicopatía no implica necesariamente rasgos sociopáticos, violentos y antisociales. De hecho, el Factor 1 de los rasgos psicopáticos corresponde a cualidades muy deseables, haciendo a psicópatas moderados a los personajes más encantadores y carismáticos que conocemos. Los blancos tienen un mayor nivel promedio de psicopatía que los asiáticos orientales, cuyos antiguos estados despóticos han domesticado desde hace mucho cualquier asertividad individualista que se encuentre fuera de ellos. Sin embargo somos moderados en comparación con los niveles promedio de los africanos los que, como el profesor Richard Lynn explica en su artículo Racial and Ethnic Differences in Psychopathic Personality, , conducen a una mayor propensión promedio a la conducta antisocial. Entonces, ¿cómo esta psicopatía moderada y fáustica hace manifiesta a la Civilización Occidental?
El profesor Ricardo Duchesne, en su obra maestra The Uniqueness of Western Civilization, ha demostrado el origen del espíritu fáustico en los indoeuropeos. Estos bélicos aristócratas sólo eran aceptados como nobles si demostraban disposición a sacrificarse en combate para conseguir la inmortalidad de su nombre, no necesariamente por alguna conquista sexual. Criados para el rasgo de no tener ningún pensamiento para con su propia vida, la modalidad de guerra berserker se convirtió en su más noble forma de combate, produciendo una gente más bien psicópata en los europeos. Asociado con la creatividad, esta competencia psicopática por la gloria y la estima, hizo evolucionar a los hombres que buscaron sin descanso una manera de ir más allá de lo que actualmente era considerado racional o posible, inventando nuevos conceptos, capacidades y tecnologías. Por lo que es más que sólo nuestros genes heredados, los que dieron origen al Occidente Fáustico en la gran danza entre sangre y ambiente a la que llamamos ‘cultura’.
Se puede decir mucho sobre un pueblo por los símbolos que utiliza; no necesitamos Jung para que nos diga eso. Los símbolos utilizados con frecuencia por los indoeuropeos recurrentemente involucraban al sol naciente. Al igual que ellos y el arquetipo de Prometeo, nos lanzamos sin descanso hacia el vacío de lo desconocido, contrariamente al diseño de la naturaleza, para traer de vuelta algo de fuego, llevar su luz sobre nosotros y tener una vida más abundante. Así que continuaremos la búsqueda de fama inmortal, hacia el infinito y más allá.
Entrada original: https://www.righton.net/2017/01/14/source-of-the-faustian-west/
Traducción por Francisco Albanese