Francisco Javgzo

¿Qué es lo que sucede cuando un pez marino es depositado en un recipiente con agua dulce, o qué sucede cuando un paramecio es sumergido en agua destilada? Se produce una hinchazón hasta que ya no es posible mantener la presión interna del ser vivo, y ocurre la muerte.

La membrana celular es lo que separa a un sistema (en este caso, la célula) del medio en que se encuentra. Esta membrana es semipermeable, ya que un sistema, por muy eficiente que sea, no puede alimentarse de sí mismo, y como sus pérdidas siempre serán >0, entonces  deberá recurrir a un influjo proveniente desde el exterior para satisfacer algunas necesidades propias del sistema. Aquí entra el juego el transporte de membrana.

A veces, ocurre que las células no necesitan más soluto, y por medio de una proteína transmembrana —la acuaporina— activada por mecanismos de regulación, moléculas de agua son transportadas hacia el interior de la célula, las que se mueven desde una solución con menor concentración de soluto (hipotónica), a una con mayor concentración de soluto (hipertónica). De esta manera, el movimiento del agua permite que exista una igualdad en las concentraciones de soluto, logrando la isotonía.

Ya que las sociedades son sistemas, pueden ser imaginadas como una célula, que también corresponden a sistemas. La membrana celular será la línea divisoria entre la sociedad y el resto del mundo. Si bien la membrana no es indestructible, permite al sistema mantener su funcionamiento al crear condiciones que lo permiten.

La mentalidad igualitarista del progresismo occidental (¿existirá el progresismo no occidental?) ve al mundo como un lugar que necesita igualar sus concentraciones para alcanzar el deseado equilibrio osmótico, es decir, el instante en que toda la humanidad disponga de la misma cantidad de recursos. (Nótese que para este ejemplo, utilizaré el supuesto igualitario de que, efectivamente, los grupos humanos son cualitativamente iguales.)Una de las primeras fórmulas de las que se ha valido el progresismo ha sido el destinar recursos para el Tercer Mundo mediante campañas, conciertos e instancias de ayuda (como Médicos sin Fronteras). Esta destinación de asistencia, si bien ha tenido un éxito mediático, no ha tenido el resultado esperado, por lo que el avance hacia la igualdad de todos los grupos humanos del planeta ha tenido que ser buscada en formas más agresivas.

El bienestar y los recursos son el soluto de las sociedades, y para que una sociedad posea una alta concentración de bienestar, la población —el solvente— debe mantenerse en un número estable, no excediendo la capacidad del bienestar. Estas diferencias en la concentración de soluto en las sociedades provocan un problema existencial para los guerreros de la justicia social planetaria: hay desigualdad en el bienestar, hay una falla en la solidaridad humana.

Al partir del supuesto que los seres humanos son todos iguales (perteneciendo a una sola y gran raza humana), el Progresismo asume que los grupos humanos pueden desplazarse sin problemas  de un lado a otro y, como el planeta sería una sola gran aldea, entonces los seres humanos podrían ser transportados hacia lugares con más recursos —lo que, según su visión del mundo, se traduciría en los lugares con mayor bienestar económico y social— para que disfruten de mejores condiciones, mayores oportunidades y gocen de los beneficios que les corresponderían por el solo hecho de nacer y pertenecer a la raza humana. Así, con esta repartición que garantizaría la igualdad de condiciones de acceso a las riquezas, podría hablarse de una justicia social planetaria, que es lo que busca el Progresismo incesantemente.

Para efectos de esta metáfora, el Progresismo, usando la corrección política, será la información que indica a los mecanismos que activan la acuaporina el momento en que es adecuado cerrar el acceso. Debido a la necesidad progresista de igualar las concentraciones que se encuentran dentro y fuera de las sociedades (las células), la acuaporina está activada para transportar moléculas hacia el interior del sistema con mayor cantidad de recursos, por tanto, permite que haya un flujo constante de seres humanos provenientes de los sectores hipotónicos (con menor bienestar) para que puedan hacer uso de los recursos y oportunidades disponibles en estas sociedades hipertónicas.

Ahora bien, ¿hasta qué punto están preparadas estas sociedades occidentales hipertónicas para soportar el flujo desde las sociedades hipotónicas del Tercer Mundo? Si el Progresismo estuviera motivado sólo por un afán igualitario, podría poner límites al flujo humano en el momento en que se igualaran las concentraciones de bienestar, alcanzando la isotonía. Sin embargo, esta búsqueda de la igualdad no está motivada por un inmediatismo, sino por una visión igualitaria en retrospectiva: no se trata de alcanzar la igualdad para el tiempo presente, sino, además, de alcanzar una igualdad que responda por los “pecados” de los siglos pasados, limpiando la conciencia mediante una indemnización en el presente.

Una célula, al ser colocada en agua destilada, no detecta la presencia de ningún soluto, por lo que absorbe agua sin parar, aumentando su volumen hasta que, finalmente, se revienta por el exceso de solvente, ya que la membrana celular no es indestructible como para contener toda la cantidad de solvente difundida al interior de la célula. Para evitar esta situación que provocaría el suicidio celular, las células poseen mecanismos para expulsar el agua. Pero el Progresismo es suicida, ciego, e insensible a la realidad pues, atestiguando que lo que está ocurriendo en el presente es un signo de las desastrosas consecuencias que traerán a futuro sus acciones, insiste una y otra vez en su visión idealista y globalmente justiciera, la que sólo desaparecerá cuando las sociedades occidentales, luego de hincharse hasta el margen de lo sustentable, se reventarán para dar paso a un desorden tercermundista en el cual la visión progresista será tan sólo un lejano recuerdo.

Un educativo video donde se ve la destrucción de la membrana de un paramecio. Algo parecido ocurrirá con las sociedades occidentales adormecidas por el progresismo.