Patricio Villena

Al estar disgregados a lo largo y ancho de todo el territorio americano, imbuidos en un Sistema que durante siglos ha negado nuestra existencia como grupo humano, suponiendo el mestizaje generalizado de la población europoide en estos lindes (con mestizaje me refiero a la destrucción de las características bio-psico-culturales particulares que identifican a cada una de las comunidades tras las personas participantes en la cruza, creando un ser nuevo que no es ni lo uno ni lo otro), reconociendo la existencia de toda comunidad racial salvo la eurodescendiente, es imperioso que todo aquel que ha asumido su herencia criolla lleve adelante una lucha constante y diaria por su comunidad.

El dedicar solo migajas a su causa, a su idea, a su Pueblo, es una falta de respeto con todo aquello que dice creer, con todos aquellos por los que dice luchar, porque lo que se encuentra en juego acá no es el futuro de una causa política, la imposición de un credo religioso, el destino de algún tipo de negocio, es el futuro de nuestra comunidad, por tanto, el futuro nuestro.

El militante pancriollo debe ser un activista por esencia. Debe, desde sus capacidades particulares, aportar siempre  a la causa de su pueblo. De nada o muy poco sirven aquellos que solamente se limitan a adscribir a las ideas que otros señalen, puesto que las ideas sin la acción que las impulse a ganar un espacio en las diferentes esferas sociales suelen morir sin pena ni gloria, amparadas en la mente de aquellos que cuando tuvieron la oportunidad de actuar no hicieron el trabajo que debían.

Es por todo lo anterior que, el primer deber del militante pancriollo – y el de cualquier militante de cualquier índole – es el de procurar su formación personal, porque, como señala el adagio popular, “una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil”. Es por ello que cada militante tiene como primera obligación trabajar en su autoformación, en todo ámbito, desde el intelectual hasta el físico, para así poder aportar, en la medida que sus capacidades le permitan, de la manera más adecuada a la formación de sus pares y a la retroalimentación con los mismos, así como para tener la suficiente sapiencia para generar ruido en los círculos externos que no conocen sobre el mensaje de su discurso, como también defender su visión por la fuerza cuando sea necesario.

Partiendo desde la lógica de que, por más que estemos emparentados por cuestiones genéticas, nuestras capacidades son diferentes, cada uno debe tomar los talentos que la Naturaleza y el trabajo le han otorgado para contribuir a la causa de su Sangre. Aquel que sea hábil con la pluma, debe escribir para los suyos, desde poesía a literatura, hasta política y espiritualidad; aquel que sea ducho con el pincel o cincel que lo deje calvo y lo melle creando para su gente, generando nuestras propias obras de arte para así dejar de añorar ese pasado fructuoso en dicha área que nuestros ancestros cosecharon; aquel perito en tácticas de defensa personal o en preparación física debe impartir su conocimiento entre los suyos, fortaleciendo así el cuerpo y curtiendo el espíritu; aquel capaz de estremecer corazones y almas con su voz que trabaje con ella, ocupando la oratoria y el canto para la transmisión del mensaje.

Ahora que contamos con tan poco que podemos llamar propiamente “nuestro”, todo trabajo realizado es un grano de arena que sirve para nutrir la gran isla que intentamos formar en este mundo que nos intenta homogeneizar, destruyendo primeramente nuestra identidad como raza, señalando que tan solo existe la especie humana, para terminar destruyendo nuestra identidad como etnia, al decirnos que en Sudamérica blancos ya no quedan y que solamente debemos conformarnos con el legado  dejado por las comunidades indígenas y el posterior hibrido forjado con la independencia y la creación de los naciones liberales a las cuales jurídicamente pertenecemos.

El militante pancriollo también debe comprender e interiorizar que la militancia no es potestad exclusiva de la participación en agrupaciones. Donde existe una persona dispuesta a trabajar, por más sola que se encuentre en cuanto a la comunicación con individuos afines a sus visión, el trabajo es factible. El pancriollo es militante de su causa,  de su sangre, no de quien decide, como agrupación, llevar adelante dichas ideas puesto que cree en ellas. Donde haya presente un criollo consciente, debe existir una célula de resistencia contra el mundo moderno y su ideario homogeneizante.

Así como se debe comprender que nuestra militancia parte con la autoformación y que no se restringe a un grupo determinado, más central aun es tener siempre claro y presente que el elemento aglutinante de nuestra lucha es  nuestra raza y su futuro.

Nada ni nadie puede estar por sobre nuestra raza. Nuestro trabajo debe estar orientado a su bienestar. Las disputas ideológicas o de cualquier otra índole, solo deben tener importancia a nivel personal y  como trabajos investigativos sujeto a análisis en miras al futuro de nuestro pueblo y lo que queremos para él, pero jamás deben funcionar como elementos divisorios entre nuestra gente.

Como toda colectividad, ésta se encuentra formada por individuos,  donde la similitud total en la manera de ver la  vida y de pensar es una cuestión que solo es plausible en el mundo de los sueños y no en el real. Lo único que nos debe interesar al momento de analizar diferentes temas debe ser el consultarnos si sería provecho para nuestro Pueblo, nada más.

Nuestra fe y nuestra fuerza hoy deben estar dedicadas a conseguir la concientización y la unión de los criollos entorno a un destino común, a un desarrollo común, no a dividirnos por temáticas que solo importarían cuando se pueda luchar –de querer seguir dicho camino- por el poder (como es el sistema político a adoptar) o que se restringen, en gran medida, más allá de las repercusiones colaterales que pueda tener para la comunidad, a la vida personal (como es el tema religioso). Creo que en estos asunto, cada uno debe señalar lo que considere adecuado para nuestra causa, a modo de ilustrar a otros menos duchos en el tema, pero al final de cuentas es una opción personal tomar la visión que uno considere adecuada.

Reconocimiento como criollos, autoformación como individuos, trabajo por su sangre, acción por su Pueblo, diseminación de su visión, voluntad de luchar por ella,  convicción en sus creencias y sus objetivos, inteligencia a la hora de analizar y de actuar, y sentido del deber para con uno, con nuestros ancestros, coetáneos y aquellos que vendrán, son solo algunas de las características que todo militante de la causa pancriolla debe ostentar.

El militante pancriollista debe ser un entusiasta e incansable luchador  y trabajador por su raza, lo que necesariamente se debe condecir con convertirse en un ferviente seguidor de su nueva fe, de su nueva religión, entendida como la práctica común de honrar lo sagrado [1], que para nosotros se traduce en honrar nuestra raza, día a día, haciendo girar nuestra vida entorno a ella, trabajando para construir aquella figura del criollo que durante siglos se nos ha negado.

Hoy sólo somos parte de aquella figura que espera por ser descubierta. Hoy somos sentimiento y cáscara esperando transformarse en el todo complejo de aquella figura que reposa en las sombras aguardando por ver la luz del amanecer.

Todo lo anterior sólo será posible en la medida en que cada uno de nosotros, aquellos conscientes de su legado,  decidan dedicar sus vidas al trabajo por su  Pueblo, y dejen la inercia impuesta por este Sistema que solo quiere autómatas, máquinas en serie que solo se dediquen a cumplir su rol como engranajes de su aparataje.

El mayor homenaje que podemos realizar a todos nuestros ancestros, aquellos navegantes, guerreros, inventores, científicos,  y a los hombres y mujeres comunes y corrientes que dejaron todo buscando una nueva vida, no es venerando su historia, es intentando ser más que ellos.

La tarea está, es compleja, incluso mucho más que aquellas que ellos emprendieron en su momento ahora solo falta tomar la decisión de cumplir con el rol encomendado a cada uno de nosotros, sus herederos, el cual es trabajar y luchar por nuestro Pueblo, su presente y su futuro.

Notas.

  1. Véase: https://pancriollismo.com/2015/02/26/religion-civil-racial-2/