Hace ya algunos meses, el 23 de abril del presente año, la banda norteamericana System of a Down realizó un concierto en la ciudad de Ereván, capital de Armenia. Si bien el recital circulaba por internet desde su realización (la cual pudo ser disfrutada vía streaming por millones de personas alrededor del mundo), no fue sino hace unos días que pude ver la transmisión completa por Youtube.
System of a Down es una banda (en mi opinión, con un estilo de rock inclasificable, que oscila entre un metal experimental e incluso progresivo en su primer disco, homónimo, para luego desarrollar un sonido con estructuras más tradicionales, aunque estando siempre presente esos repentinos cambios de ritmo e hipnotizantes líneas vocales) que surge el año 1994 en California, EEUU, y que tuvo su mayor circulación por canales como MTV y por las radios alrededor del año 2001 (al igual que Limp Bizkit, Slipknot, Linkin Park y Papa Roach, entre muchos otros grupos catalogados como Nu Metal), cuando sale a la luz su segundo disco de estudio, el cual llevó por nombre Toxicity.
Surge en este punto, y con razón, la pregunta de ¿por qué en este sitio se le hace una reseña a una banda mainstream dentro del mundo de la música (todos hemos escuchado alguna vez algunas o varias de sus canciones, aun por la radio) y cuyo mensaje puede ser catalogado como «políticamente correcto»?
En efecto, es difícil catalogar como parte de la contracultura a una banda que vende millones de discos en todo el mundo, aunque en realidad, si lo pensamos bien, una cosa no tiene nada que ver con la otra. Y aunque tuviese que ver, creo que en este caso particular podríamos hablar de una excepción, y con esto, si se quiere, no me refiero a la banda, sino al hecho que reseñamos en este caso.
En primer lugar, la banda y sus miembros han sido siempre activistas sociales por diversas causas, y bien que lo expresan en sus canciones. Si una cosa puede decirse de Sytem of a Down es que nunca han banalizado el contenido lírico de sus canciones. Si persisten dudas, reviéntese los tímpanos y observe bien el video de este tema, parte de su primer disco. Su crítica hacia las guerras imperialistas y a las grandes corporaciones, su rechazo a la pornografía, su apoyo a la libertad de prensa, a causas ambientalistas y a los derechos de los pueblos oprimidos han sido una constante a lo largo de su carrera musical. Esto, para ciertos sectores cultivados de la periferia ideológica (en términos de Alain de Benoist) podría ser una clara muestra de «comunismo» o de «anarquismo», y es que hay gente que tratando de ser lo más «políticamente incorrecta» posible, llegan al extremo de la estupidez humana al desestimar o declararse en contra de abordar temas de contingencia internacional como los expresados porque claro, la chapa de «malos», por lo menos detrás de un teclado, camufla relativamente bien las trancas infantiles (y no las ideas alcanzadas mediante un análisis maduro y objetivo de la realidad, como debiera ser) que los llevan a sostener teorías políticas o ideológicas contrarias al Sistema establecido. Por suerte, el National-Anarchist Movement ha sabido, y de una excelente forma, tomar como banderas de lucha asuntos que movimientos nacionalistas o racialistas nunca se habían atrevido o interesado en adoptar, salvo excepciones, debido a, a mi parecer, dedicar todos sus esfuerzos a una suerte de ocultismo adolescente que no se atrevió a enfrentar al mundo que existía afuera de las cuatro paredes que servían de sede para realizar sus tres o cuatro conmemoraciones/fiestas de disfraces anuales.
En segundo lugar, todos los miembros de la banda son de nacionalidad étnica (la única que vale) armenia, sin perjuicio de que ninguno de ellos haya vivido en Armenia, fuera de sus primeros años de vida. Así, tenemos que Serj Tankian, vocalista, nació en el Líbano, migrando posteriormente junto a su familia a EEUU. El guitarrista, Daron Malakian, es nacido y criado en Hollywood. Por su parte, el bajista Shavarsh «Shavo» Odadjian es el único de la banda que nació en Armenia, en aquél tiempo parte de la Unión Soviética, aunque emigró junto a su familia a muy corta edad. En cuanto a John Dolmayan, el baterista, nació, al igual que Tankian, en el Líbano, migrando al igual que este al poco tiempo a América. Por lo tanto, si bien ninguno de los miembros de la banda ha vivido en Armenia, el sentimiento de pertenencia a este país, y más que eso, a su pueblo y a su cultura, ha estado siempre presente en la música de la banda.
Este sentimiento de pertenencia a una cultura en la que nunca han vivido, sentimiento de pertenencia que ha sabido ser resistente a los influjos de la cultura del consumo de EEUU y al hecho de haber nacido y vivido siempre en otro país, hace que la Identidad (aunque no se trate con este nombre) sea lo que represente esta banda en realidad, lo cual tomó una forma especialmente emotiva el pasado 23 de abril, particularmente, y precisamente, por la fecha. ¿Por qué? Vamos a revisar un poco de historia.
El 24 de abril del año 1915 se dio inicio a lo que históricamente se conoce como el Genocidio Armenio, evento perpetrado por el gobierno del entonces Imperio Otomano, el cual se encontraba en manos del movimiento nacionalista de los Jóvenes Turcos. Este movimiento, en resumidas cuentas, en su afán de adoptar el modelo europeo del Estado- nación, llevó a cabo la deportación masiva de armenios fuera de los territorios que históricamente habían habitado. La población armenia, compuesta por civiles, fue forzada a realizar marchas forzadas por inhóspitos parajes sin los pertrechos necesarios para sobrevivir e incluso siendo atacados por diversión por los militares turcos encargados de custodiar su migración. Eso, claro, en los mejores casos, porque la generalidad de las situaciones consistieron en derechamente masacres hacia civiles desarmados. Documentos de la época muestran que la intención del gobierno otomano era no tanto el desplazamiento forzado de personas, sino más bien la aniquilación de todo grupo étnico distinto al turco. Y es así como en este periodo no sólo se vieron afectados los armenios, sino también numerosos otros pueblos, destacándose entre ellos el caso de los griegos pónticos.
En virtud de este hecho histórico (del que por supuesto no hemos visto ninguna llorona película producida en Hollywood ni tampoco «documentales» en el History, muestra de que es verdad lo que se dice sobre que la realidad supera cualquier ficción) es que cada 24 de abril, las comunidades armenias presentes en diversos lugares del mundo producto de su diáspora (en Latinoamérica existe una gran comunidad armenia en Argentina) realizan homenajes a los, de acuerdo a investigaciones modernas, poco menos de dos millones de armenios asesinados. Es por esto que, en este año 2015, el 23 de abril, un día antes de cumplirse cien años desde el genocidio, el gobierno armenio decidió organizar una conmemoración especial con los responsables de colocar este olvidado asunto en boca de los jóvenes del mundo, enmarcada dentro del Wake Up the Souls Tour.
El concierto se llevó a cabo en plena capital del país. Y cuando digo «plena» lo digo literalmente. El escenario se emplazó en la plaza de Yerevan, lo cual permitió observar a través de la pantalla los tradicionales edificios armenios, algo que ya casi no es posible observar en las ciudades occidentales, donde la arquitectura moderna ha homogeneizado la estructura urbana a tal punto que es raro encontrar algo verdaderamente propio en aquellas junglas de cemento y fierro, donde los altos edificios ya no dejan ver el cielo ni mucho menos contemplar el horizonte. Por suerte, los países «atrasados» aun carecen de aquello. Desconozco la cantidad de asistentes, pero la intensa lluvia que caía no impidió que la plaza estuviera llena de gente, entre la cual se encontraban no sólo rockeros, sino también niños y familias enteras.
El set list estuvo compuesto, aparte de éxitos como Aerials, B.Y.O.B, Chop suey!, Cigaro y Toxicity, que marcaron los puntos más altos del concierto, por canciones como Holy mountains, en donde la influencia étnica del grupo (presente en todo caso, de alguna u otra forma y en mayor o menor medida, en todos sus temas) se deja ver in crecendo desde el primer momento en que suenan los acordes del bajo; en la misma línea, la mística voz de Tankian deleita con I-E-A-I-A-I-O; P.L.U.C.K por otro lado hace que den ganas de ver al mundo arder bajo el ritmo de la revolución; mientras Lonely day da el toque lento y emotivo de la noche. Cuento aparte es la genial ATWA (basada en los postulados de Charles Manson), además de las versiones rockeras de las canciones tradicionales armenias Sardarabad, Ghapama y Aman Telo, preparadas como un regalo por parte de la banda hacia su público hermano. Especial mención hago a Sugar, canción que cerró las casi dos horas de recital, cuya parte final se cerró con una mezcla entre la propia canción y una danza tradicional armenia que hizo saltar y bailar en círculos a las decenas de miles de personas presentes y que me hicieron despegar del asiento. Es de vital importancia también mencionar que durante el concierto se exhibieron tres videos (en inglés, con subtítulos en la lengua local, lo cual denota que el mensaje no estaba dirigido principalmente al público asistente, sino a la audiencia que observaba detrás de los monitores de sus computadores) en pantallas gigantes (el primero de ellos a modo de introducción) en el cual se explicaba lo que fue el genocidio armenio y las consecuencias de este. Respecto a esto conviene detenerse un poco. Sí, es verdad que en estos videos aparece retratada, a modo de ejemplo, la visión del Holocausto que todos conocemos lo cual al principio da para pensar que se trata de la cháchara políticamente correcta de siempre. Sin embargo, también se denuncian (y esto es algo que en lo personal no había visto antes) los crímenes realizados por las dictaduras comunistas, destacándose una imagen de Stalin que se queda varios segundos en la pantalla. Mención especial merece aquella secuencia que denota la posición geopolítica privilegiada que obtuvo Turquía después de los asesinatos, apareciendo dos manos dándose un apretón, estando la bandera de Turquía a la izquierda y la de Estados Unidos a la derecha, lo cual puede llevar a por lo menos imaginarse el por que el Genocidio Armenio no cuenta con un reconocimiento internacional generalizado. Los abucheos del respetable no se hicieron esperar e incluso silenciaron por largos segundos la voz del relator. Destaca el hecho de que en ningún momento se cae en un chauvinismo barato ni un odio hacia los turcos. Es más, el video expresa que valientes jóvenes turcos han empezado a exigir a su gobierno el reconocimiento de aquello que no se puede negar y que la labor de los armenios es unirse a aquellos, cito textual, «valientes guerreros».
Poco antes de tocar la última canción (la contestataria Sugar), Tankian se toma unos minutos para hablar con el público y contar un poco de su historia familiar, a propósito del centenario que se conmemoraba. Dijo que su abuela y su tatarabuela fueron salvadas de la masacre por un matrimonio turco, y que su padre se crió en un orfanato norteamericano en Grecia. Destacó el papel de este país en la protección de civiles durante los hechos y se refirió a Rusia como un buen vecino, vinculado cultural e históricamente a Armenia.
Moviéndonos a otro tema, relacionado, por supuesto, la clasificación racial de los armenios, tema a veces objeto de debate, para mi no tiene muchas vueltas que darle. Siempre he considerado a la raza como algo independiente de la cultura y mucho, mucho más importante que esta, a la hora de trabajar en base a proyectos tribales o nacionales. El elemento cultural derivado del cristianismo de la iglesia de Roma como característica distintiva de Europa occidental debe ser superado y corresponde a nosotros, seres dotados de razón y no campesinos ignorantes, superar la desconocida o derechamente el rechazo casi natural que produce todo lo oriental, entendiéndose por ello a las zonas que están o estuvieron durante amplios periodos de tiempo bajo la influencia de las iglesias cristianas de oriente o del islam. Que no se nos olvide que acá lo que nos interesa es la defensa de la raza europoide. Que los puristas se miren primero a ellos mismos y que los apostólicos romanos se den cuenta de que Europa no es sinónimo de su religión y toda expresión cultural que derive de ella. Abramos la mente y imaginémonos por un segundo la variedad de culturas europeas que existirían (aún en la parte occidental del continente) si las diversas culturas se hubieran desarrollado de una forma propia, no unidas bajo el manto de una sola (y foránea) religión. Imaginémonos a un blanco ataviado con una armadura medieval, una espada y montado sobre un caballo. Imaginémonos ahora al mismo individuo, pero vestido ahora con una túnica hasta los tobillos y con un turbante, con un paisaje de fondo compuesto ahora no por frondosos bosques verdes, cielos nublados y castillos con altas torres; sino con un árido y rocoso desierto o cadena montañosa. Si hablamos de raza, lamentablemente para algunos, estamos ante sujetos iguales.
Las Identidades despiertan, y esto se expresa incluso en la cultura popular. Es nuestro deber estar atentos a estas señales e interpretar las diversas manifestaciones artísticas como una expresión de nuestro pensamiento, en su más puro y profundo significado.
Para terminar, disfrute el concierto en este enlace.
«Es bueno estar en casa.» Daron Malakian.